Los Titanes y don Perfecto Duarte

Un perfecto desatino ocurrió con Los Titanes

Don Perfecto Duarte: Anécdotas y Legado de un ícono Ovetense

Coronel Oviedo guarda en su memoria musical el eco de «Los Titanes», un grupo emblemático que contó entre sus filas con una figura tan querida como talentosa: el maestro Don Perfecto Duarte. Su nombre no solo resuena por su arte, sino también por las entrañables historias que protagonizó junto a sus compañeros, postales de una época dorada de la música paraguaya que hoy recordamos con cariño.

El Viaje a Buenos Aires y el Autobús Equivocado

Una de esas aventuras memorables tuvo lugar durante un viaje a Buenos Aires, organizado por el empresario y amigo Carlos Rolón, un gran paraguayo dedicado a llevar la música de nuestra tierra a los compatriotas residentes en Argentina.

Para cumplir con sus presentaciones, Los Titanes emprendieron camino, cruzando la frontera por Itá Enramada y atravesando la provincia de Formosa. El largo trayecto incluía paradas estratégicas, como la realizada en la terminal de Rosario por la empresa «Nuestra Señora de la Asunción». Durante esos veinte minutos de pausa, como es habitual en viajes extensos, los pasajeros descendieron para estirar las piernas, comprar algo de comer o beber, y usar los sanitarios.

Entre ellos estaba Don Perfecto Duarte. Sin embargo, al regresar, la similitud entre los autobuses le jugó una mala pasada. Con la prisa por retomar el viaje, subió por error a un vehículo diferente. Cuando el resto de Los Titanes ya estaba a bordo y listo para partir, cundió la alarma: «¡Perfecto Duarte ndojupiri lo mitã!» (¡Perfecto Duarte no subió, muchachos!), exclamaban sus compañeros. Lo buscaron asiento por asiento, pero Duarte había desaparecido.

¿Qué había ocurrido? Nuestro protagonista, tras atender sus necesidades, se había embarcado en el colectivo equivocado. De no ser por la rápida reacción de sus amigos, la primera voz de Los Titanes podría haber terminado inesperadamente en el lejano balneario de Mar de Ajó, destino final de aquel otro autobús. Afortunadamente, la confusión se resolvió a tiempo y el incidente no pasó de ser un susto, convirtiéndose con los años en una divertida anécdota de aquellos venturosos tiempos.

(Breve Interludio: Los Integrantes)

Aquella formación de Los Titanes, según recordaba el propio Duarte, estaba compuesta por Luciano Sanabria (director y arpista), Federico Yahari (acordeón), Inocencio Giménez (bajo), y el dúo de voces y guitarras de Perfecto Duarte y Justo Dávalos. Eran artistas exclusivos del Sello Humaitá, dirigido por el señor Camilo Servín.

Cinco Pollos y una Cena Apresurada en Resistencia

Las peripecias en ruta no terminaron ahí. En otra parada durante ese mismo viaje, esta vez en la ciudad de Resistencia (Chaco argentino), el grupo decidió cenar en un restaurante. Don Perfecto contaba con humor que la mayoría de los integrantes prefería comunicarse en guaraní: «Ore guaraní porã enterovéva» (Todos nosotros hablamos bien guaraní), expresaba el maestro.

Cuando el mozo llegó a la mesa y recitó rápidamente el menú en castellano, los músicos se miraron con cierta perplejidad. Federico Yahari, el más experimentado en viajes y con mejor manejo del «karai ñe’ê» (castellano), decidió simplificar las cosas y pidió: «Un pollo para cada uno». La intención era pedir una porción por persona, pero la interpretación fue literal. Al poco tiempo, el camarero apareció ¡con cinco pollos enteros!

«Ropukapa ojuehe ha rojoka hese» (Nos reímos todos juntos y nos dimos el gusto), recordaba Duarte entre risas. La hilaridad, sin embargo, duró poco. Apenas habían comenzado a comer cuando el guarda del autobús apareció apurándolos para volver a abordar. Ante la imposibilidad de terminar semejante festín, el comprensivo mozo, siguiendo órdenes del dueño, les sugirió envolver las presas sobrantes en el mantel para llevarlas.

Cuenta la leyenda, alimentada con el tiempo por otros artistas que escucharon la historia, que aquel autobús despidió una inconfundible fragancia a pollo al spiedo durante el resto del trayecto hasta Buenos Aires. Un toque cómico que se sumó al anecdotario de la vida bohemia de nuestros músicos.

Las Voces del Alba, Tres Cabezas de Cerdo y un Perro Oportunista

Las historias simpáticas también acompañaron a Don Perfecto Duarte en otras etapas de su carrera, como cuando formó parte del conjunto «Las Voces del Alba». En una ocasión, ya en la década del 70, actuaron en un cumpleaños en su natal Oviedo, acompañados por el arpa de Gregorio «Moreni» Moreno y la voz de Roberto Portillo.

Al finalizar la fiesta, el agasajado, en un gesto de extrema generosidad (y quizás algo de euforia festiva), le obsequió al arpista «Moreni» nada menos que tres «kure akãngue» (cabezas de cerdo). De madrugada, los tres músicos regresaron al domicilio de Don Duarte.

Allí los esperaba Binky, el perro de la casa, quien nunca había mostrado gran simpatía por Moreni. Sin embargo, esa noche, atraído por el particular «botín» que traía el arpista, Binky cambió su actitud, moviendo la cola amistosamente. Moreni, sin perder su chispa, le devolvió la inesperada cordialidad con estas palabras en guaraní: «Ndaha’éi upéicha Binky. Nde heta chesu’useva’ekue ha ko’ãga resufri imita ñandéve.» (No es así, Binky. Muchas veces quisiste morderme, así que ahora te toca sufrir un poco a ti).

Legado y Respeto

Más allá de estas pintorescas anécdotas, Perfecto Duarte es una pieza fundamental del arte paraguayo. Desde su querida Coronel Oviedo, impartió con maestría clases de guitarra y canto, formando a nuevas generaciones. Su paso por «Las Voces del Alba» y su propia discografía son testimonio de su versatilidad y delicadeza artística.

Estas historias, llenas de humor y camaradería, nos acercan al lado humano de un gran maestro. Son pinceladas de una vida dedicada a la música, vivida con pasión y alegría. Nuestro más profundo respeto a Don Perfecto Duarte y a toda su familia, guardianes de su invaluable legado.

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